Esse letra de Silvina Garre já foi acessado por 160 pessoas.
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Me regalaste el mar aquel verano,
un viaje de sorpresa,
algunos caracoles,
una canción,
un escenario para compartir.
Te regalé la risa ese verano,
una nueva esperanza,
algunos cuentos,
otra canción,
un cuerpo fresco para descubrir.
Y toda la ternura
se me presentó un día
una melena de sol
y unos ojos de trigo maduro.
Una playa desierta
testigo silencioso,
una danza improvisada
y unos ojos de cielo.
Corrieron la música,
el tren, los besos,
la casa que aguardaba incompleta
y los primeros éxitos.
Nacieron las preguntas,
las dudas y los sueños,
un público excesivamente fervoroso,
los lógicos mareos.
Me regalaste entonces
esa gente fracasada,
un silencio tajante,
toda la luna,
todo el sol de Buenos Aires.
Te entregué mis recuerdos uno a uno,
mis crisis de mujer,
mi miedo al desamparo,
toda la atención
y la paciencia para ayudarte
a crecer.
Llegaron de a poquito
los "te quiero" mezquinos,
un velo para mis ojos,
claritos, celestes como aquel mar.
Ni una palabra más
esto ya está completo,
tengo una casa y un piano
brillantes, celestes como aquel mar
y azules por las noches cuando uno se despide
y se acuesta a soñar.
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